lunes, 24 de agosto de 2015

Nuestra Nueva Familia

Por Megan y Juan 

¡Por fin nos casamos!

Hemos estado casados ya dos semanas, y, aunque sea cliché, ha sido una locura. Este es nuestro primer blog como una pareja casada, y cuando me senté para escribirlo, honestamente no sabía de qué escribir.

Podría haber escrito de la boda en si, como despertamos a las cinco por la mañana, 5 horas y media antes de la ceremonia, a descubrir que la electricidad estaba cortada y también el agua, y un árbol masivo había caído en la salida de autos, todo resultado de una tormenta la noche anterior, y como Juan pasó la mañana de nuestro día de boda ayudando a mi papá a sacar el árbol. (Es un hombre del campo, así dijo que era su estilo de todos modos). Ahora, nos reímos, pero la situación no era muy divertida a las cinco de la mañana antes de tomar café. Pero, de alguna manera, todos llegaron a tiempo a la iglesia.

O podría haber escrito sobre nuestra “primera mirada” en la iglesia, y que tan maravillosa era tener algunos momentos preciosos para orar juntos antes de la ceremonia. Creo que es muy recomendable tomar un par de minutos antes con tu novio/a antes de la ceremonia para orar y preparar para lo que van a hacer. Te dará mucha paz, y tranquilizará a tus nervios.

O podría haber escrito de cómo era perfecta la ceremonia. Como fue uno de los momentos más felices de mi vida, y que alegría sentíamos al decir nuestros votos antes Dios, familia, y amigos, escuchar tu amado prometer a amarte y honorarte para el resto de su vida, o que hermoso era tener nuestra primera comunión como pareja casada. Como sentimos tanto agradecimiento por la bendición de Dios. Mis mejillas me dolieron después de sonreír tanto.

O podría haber escrito que triste era que la familia de Juan no podría estar. Sus padres nunca habían subido un avión antes y estuvieron muy nerviosos para hacer el viaje largo a un país donde no hablan la lengua. Los extrañamos mucho durante la ceremonia y celebración.

O podría haber escrito de que tan hermoso fue la recepción, o la alegría de despertar el día siguiente al lado de mi esposo, y que tan maravilloso fue pasar un par de días juntos en el lago superior, pasear en canoa, pasear en bici, y los fuegos en las rocas en la orilla del lago por la noche, y tener la oportunidad de conocernos como marido y mujer.

O podría haber escrito de como toda la alegría y felicidad fue mixta con la tristeza del fallecimiento de mi abuelo la semana antes de la boda, y como pasamos nuestra última semana en los Estados Unidos en asistir a su funeral, o que tan hermosa era la misa de funeral, y que tan rico era ver a toda la familia de nuevo y ver a mi sobrina de 18 meses bailando durante el almuerzo después. A mi abuelo le hubiera encantado esto.

Pero voy a escribir un poco de otro momento.

Después de una noche loca en Atlanta tardados con un retraso de 12 horas de nuestro avión, siendo puestos en un hotel por el aeropuerto, durmiendo cuatro horas, y regresando al aeropuerto a las 5 de la mañana, finalmente subimos el avión para ir de regreso a Chile. Antes de empezar el vuelo, la azafata caminó por los pasillos con formularios para la aduana. Los llevaba elevados sobre su cabeza y dijo, “formularios de aduana, uno por familia.” Uno por familia. Esto fue Juan y yo. No creo que realmente me había dado cuenta hasta ese momento. Por la gracia de Dios, habíamos, solo la semana antes, convertido en una nueva familia pequeñita. Dios nos había tomado y creado algo nuevo, y nos había hecho uno en amor. Es lo que hace Dios. Él ama, crea, y ama lo que crea.

Las personas me han preguntado varias veces desde la boda si me siento distinta. En verdad, sí. Siento distinta porque es distinto. Me encanta la permanencia de lo que hemos creado, lo que Dios ha unido. Me encanta nuestra nueva familia. Y me encanta poder vivir mi vocación, vivir el sacramento. Me encanta la gracia del sacramento, y saber que Dios estará siempre a nuestro lado. Es un gran consuelo para dos pecadores que seguramente pasaremos el resto de nuestras vidas aprendiendo como hacer bien este proyecto.

Bueno como dije, han sido dos semanas locas, estresantes, alegres, emocionales, y llenas de amor. Gracias a Dios, ¡ESTAMOS CASADOS!





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