“Acompañamiento
pastoral es un concepto de reciente aparición dentro del Magisterio de la
iglesia católica; aparece en el Documento de Aparecida, de la V.
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Año 2.007) más de 35 veces;
esto revela la importancia de esta nueva categoría; el Papa Francisco le ha
dado un gran relieve en sus discursos y homilías; un espacio especial le dio en
la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (nn. 169-173).
Esta
nueva categoría en el campo de la pastoral cristiana obedece al cambio de
mentalidad en nuestro tiempo: de una época en que prevaleció un cierto
‘automatismo’, parecía que las cosas se obraban en virtud de la magia, estamos
pasando a una nueva etapa en que se da relieve al ‘proceso pedagógico’; a este
cambio de mentalidad contribuyó de modo particular la propuesta del ‘principio
de gradualidad’ que sugirió el Sínodo de Obispos (1.980).
En
qué consiste este ‘acompañamiento pastoral’?. En términos sencillos, es “un
caminar con…”. Es el caminar de dos personas juntas: una que ofrece su servicio
de guía, de apoyo, y otra que solicita o necesita de compañía en un momento
determinado. Tratándose del ‘acompañamiento pastoral’ a las parejas de esposos
o padres de familia, consiste en caminar junto a las parejas en dificultad, en
crisis o en situación irregular.
No
es una tarea fácil ésta de ofrecer acompañamiento pastoral… A veces, la persona
necesitada de este servicio del acompañamiento lo rechaza argumentando que es
‘su problema personal’ y se cierra en el mutismo, en la soledad. No es un
problema personal (la ruptura del vínculo, el disgusto, la ofensa al otro,
etc.); los problemas conyugales afectan a más de una persona: a ambos
contrayentes, a los hijos, a los parientes y amigos, que sufren y se preocupan
por una tal situación de conflicto. Qué hacer entonces?.
Se
hace necesaria una mediación en la que se integren la oferta y la acogida, la
escucha y la comprensión, la disponibilidad del acompañante y la del
acompañado. El acompañamiento conlleva un proceso de diálogo, un proceso que
exige tiempo y paciencia, a veces un caminar lento pero continuo. Edoardo
Algeri, teólogo italiano, propone tres pasos a seguir: 1. Paso del disgusto y
de la falta de confianza a la escucha confiada y paciente; 2. Abrir el camino
hacia la fe para no quedarse aferrado a la doctrina, sino reelaborar lo vivido
y recuperar el aprecio, para abrir la puerta al perdón; 3. Se recomienda que
este proceso sea experimentado en comunidad, con el apoyo de la comunidad
cristiana (oración, comprensión, ayuda) para hacer la búsqueda sincera de la
verdad acerca del conflicto conyugal.
En nuestra experiencia de animadores de la pastoral hemos comprendido que el acompañamiento
pastoral de las parejas pide una gran comprensión del conflicto, conocimiento
del temperamento-carácter de las personas implicadas en el problema, mucha
delicadeza en el trato de las personas en conflicto, táctica en la búsqueda de
posibles soluciones que empeñen a ambos miembros de la pareja, abrir un compás
de espera paciente para dar tiempo a las reacciones favorables y una gran dosis
de benignidad para no recurrir al autoritarismo, o a la aceleración del proceso
o a la renuncia a caminar…
Hay
muchos aspectos a tener presentes en el acompañamiento pastoral de las parejas:
la dimensión psicológica de las personas, el aspecto jurídico del problema, la
parte económica, el mantenimiento del diálogo sincero y paciente, el tiempo que
demande el proceso, etc. Ante la frecuencia de los conflictos conyugales y
familiares y ante la importancia que se reconoce hoy al acompañamiento
pastoral, se hace necesaria la capacitación de las personas que quieran prestar
este servicio tan humano, tan cristiano, tan necesario.
Para más informacion visite: http://www.iglesiasdomesticas.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario